miércoles, 3 de abril de 2013

6º Capitulo


No recordaba que fuese tan incomoda la libertad…. No pensé que estaría como loca por volver.
Un paseo que parecía no acabar, con un lado lleno de árboles que empiezan a florecer, al otro lado, algo que detiene mi corazón, las vías del tren y de fondo el inmenso mar.
No puedo evitar sonreír, nunca antes había sentido algo tan inmenso dentro de mí.
Hoy puedo decir, que el amor existe y el mío verdadero y que tendrá mi corazón cuando me vaya será ese paisaje, los arboles floreciendo, el mar reflejando la inmensidad del cielo.

-¿Te gusta?-Kyo posa sus manos sobre mis hombros y me mira de reojo con una gran sonrisa.

Era todo muy extraño, no puedo evitar sonrojarme.
Creo, que queda tan bien en este paisaje, ese cabello rubio, esos felinos ojos que parecían un espejo… Y mi corazón, parecía estar vivo por primera vez.

-Sí, es bonito-
-Supongo que tu sabrás apreciarlo mejor.
Bueno, dime, ¿Qué te apetece comer?-
-No lo sé, hace tanto que no como a elección que ya….-
-Bien, entonces vamos a ir a un sitio que me gusta mucho-

Hoy era todo extraño, ¿Por qué es tan diferente?.
Mis ojos se agrían y muerdo mi labio al comprender que es simple ¿Compasión?, no lo tengo claro.
Caminamos a paso ligero, pero suficientemente despacio para fijarme en pequeños detallen, un parque con niños jugando, esa pareja de ancianos entrañable que sienten su amor como el primer beso que se dieron, incluso las farolas del paseo tenían su encanto con ese color amarillento desgastado después de tanto tiempo encerrada.

Llegamos a un restaurante, la fachada llamó mucho mi atención, dos farolillos a cada lado de la puerta, una fachada blanca, ventanales azules  y una pequeña chimenea sobresaliendo por el tejado del mismo color que estos.
-¿Qué es este lugar?-
-Ponen comida española?-

Bajo la mirada y paso la lengua rçaòdamente por mis labios.

-¿Pasa algo?-
-No, tranquilo, entremos-

Su interior es pequeño, luminoso y acogedor, las mesas y sillas parecen colocadas a regla.
Las paredes adornadas por papel de flores discretas, acorde con la estación del año.
Tan cálido y a la vez tan triste el encontrarse aquí….
Tomamos asiento cerca de una ventana, por la que no dejo de mirar para ver el tren pasar y el mar de fondo cuando termina de pasar.

-¿Has comido alguna vez comida española?-
-No, ni siquiera se que podré comer-
-¿Te fías de mí?-
-¿Me queda otra?-
-Nunca tuve una cita tan tirante-Reía.
-¡¿Qué dices?!-

Mi cara se enciende, pero no sé muy bien si era de desagrado, y para colmo no dejaba de reír señalándome.

Una camarera se acercó para tomarnos nota, parecía agradable ya de lejos, aunque nos miraba de forma que me hace pensar que creía algo que no era algo.

-Buenas, ¿Saben que tomarán?-Sonreía.
-Si, tomaremos una sopa de picadillo de primero, media tortilla de patatas para compartir y el postre lo miraremos luego-
-¿Y de beber que les pongo?-
-Yo una cocacola-
-¿Y tu chica?-
-Yo agua, y no soy su chica-Agacho la cabeza enojada.
-Vaya lo siento-Reía-Os vi la típica pareja recién empezando-
-No la hagas caso, es que es muy vergonzosa-

La camarera reía con Kyo y en seguida fue a llevar la comanda.
Aún no me había fijado en la mesa, ese mantel anaranjado, servilletas blancas y platos celestes con dos copas en el centro.
Decidí centrar mi atención en el lugar por no enfadarme mas aún.

-No te enfades tanto, no me extraña que te queden cinco meses con ese humor….-

¿De verdad ha dicho eso y se ha quedado tan tranquilo?. Por qué me sorprendo…. Me estaré confiando demasiado.

Dejo la mirada fija en los suyos sin saber que contestar, contuve la respiración y parpadeé dejando caer dos lágrimas de las que no soy consciente hasta que noto como recorren mis mejillas.
Lo s..-
-Cállate.
-Nya, por favor-
-¿Sabes?, eres peor de lo que pensé, te mofas de mi mierda de suerte porque tu eres un niñato con todo-Apenas puedo continuar hablando, me rasga la garganta y me pongo cada vez mas nerviosa-Ojala no hubieses venido nunca, ¡Vete! Y que vuelva ella….-

Paso las manos por mis ojos y salgo corriendo sin ni siquiera mirar por donde ando y tirando las cosas que llevaba la camarera que nos atendió.

Estúpida, como eh podido….¡Le odio!, es un idiota….

Caigo de rodillas y abro los ojos frente a una barandilla que me separaba del acantilado.

-¿Por qué María….?-Susurro-¿Por qué me dejaste para traérmelo a el?-Lloro cada vez más y apenas puedo respirar.
No, ahora no…..
Jadeo y me tumbo en el suelo intentando no cerrar los ojos.
No por favor….
Intento mantener los ojos abiertos pero…..








No hay comentarios:

Publicar un comentario